Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecta, de estar llena de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás. Y, a pesar de ello, quererme mucho.
Cuando me miro al espejo ya no busco a la que fuí, sonrío a la que soy HOY. Me alegro del camino andado, y asumo mis contradicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario